Poder asistir a un meeting o reunión de forma remota es algo que hoy en día tenemos más que asumido. Cuando pensamos en telepresencia, lo primero que se nos pasa por la cabeza es utilizar una llamada telefónica o enviar nuestra imagen mediante una webcam tradicional.
Sin embargo, en los últimos años el concepto de la realidad virtual abre un nuevo abanico de posibilidades en cuanto a la telepresencia se refiere.
La nueva tecnología está preparada para reformular las distancias y generar confianza en el futuro a través de experiencias más inmersivas y visuales. Seremos capaces de estar codo con codo con compañeros que se encuentren en Róterdam, Shanghái o Mumbai en un escenario de realidad aumentada, moviéndonos y hablando con los demás tal y como si estuviéramos en la misma sala. No desaparecerán los equipos distribuidos por el mundo, pero los aspectos más frustrantes de las interacciones con ellos, tales como los creados por una pantalla bidimensional, el ruido ambiental y las distracciones de los compañeros disminuirán a medida que las reuniones se celebren con bases comunes y experiencias equitativas. Se mantendrán la diversidad geográfica y los puntos de vista culturales que orientan la toma de decisiones estratégicas y enriquecen el carácter del espacio de trabajo.
La telepresencia nos mantiene congelados ante la cámara y el teclado, de la misma forma que nos sentamos ante el volante del coche. Ahora imaginemos un paseo por el parque, o una noche de juegos con nuestros compañeros, nuestra libertad de movimiento aumenta por causas de fuerza mayor. Pasamos de estar sentados a ponernos de pie, a movernos, y a adoptar todas las posturas que ello conlleva.
Preparémonos para decir adiós a las reuniones de hoy en día. El futuro del espacio ya está aquí.
Para 2020 por ejemplo, se espera que casi la mitad de la fuerza de trabajo a escala global la formarán millenials (nacidos entre 1980 y 1995) y generación Z (nacidos entre 1995 y 2000). La segmentación es importante, ya que estos nativos digitales tienen sus propias preferencias y estilo de trabajo, incluyendo mayor flexibilidad, el acceso a los compañeros y expertos con rapidez y mantener un flujo de trabajo continuo.
En total, para ese año, se estima que habrá 5 dispositivos conectados por cada usuario y se espera que el ratio de personas que utilizan espacios de reunión y colaboración se vaya reduciendo considerablemente hasta situarse en 1 de cada 5. El 35% de los trabajadores accederán a sus oficinas de manera remota.
En base a estos datos no es de extrañar que los usuarios demanden soluciones tecnológicas de videoconferencia que potencien la participación, la interacción y la colaboración para entornos profesionales que claramente serán más abiertos e informales.
Telepresencia
Poder asistir a un meeting o reunión de forma remota es algo que hoy en día tenemos más que asumido. Cuando pensamos en telepresencia, lo primero que se nos pasa por la cabeza es utilizar una llamada telefónica o enviar nuestra imagen mediante una webcam tradicional.
Sin embargo, en los últimos años el concepto de la realidad virtual abre un nuevo abanico de posibilidades en cuanto a la telepresencia se refiere.
La nueva tecnología está preparada para reformular las distancias y generar confianza en el futuro a través de experiencias más inmersivas y visuales. Seremos capaces de estar codo con codo con compañeros que se encuentren en Róterdam, Shanghái o Mumbai en un escenario de realidad aumentada, moviéndonos y hablando con los demás tal y como si estuviéramos en la misma sala. No desaparecerán los equipos distribuidos por el mundo, pero los aspectos más frustrantes de las interacciones con ellos, tales como los creados por una pantalla bidimensional, el ruido ambiental y las distracciones de los compañeros disminuirán a medida que las reuniones se celebren con bases comunes y experiencias equitativas. Se mantendrán la diversidad geográfica y los puntos de vista culturales que orientan la toma de decisiones estratégicas y enriquecen el carácter del espacio de trabajo.
La telepresencia nos mantiene congelados ante la cámara y el teclado, de la misma forma que nos sentamos ante el volante del coche. Ahora imaginemos un paseo por el parque, o una noche de juegos con nuestros compañeros, nuestra libertad de movimiento aumenta por causas de fuerza mayor. Pasamos de estar sentados a ponernos de pie, a movernos, y a adoptar todas las posturas que ello conlleva.
Preparémonos para decir adiós a las reuniones de hoy en día. El futuro del espacio ya está aquí.
Para 2020 por ejemplo, se espera que casi la mitad de la fuerza de trabajo a escala global la formarán millenials (nacidos entre 1980 y 1995) y generación Z (nacidos entre 1995 y 2000). La segmentación es importante, ya que estos nativos digitales tienen sus propias preferencias y estilo de trabajo, incluyendo mayor flexibilidad, el acceso a los compañeros y expertos con rapidez y mantener un flujo de trabajo continuo.
En total, para ese año, se estima que habrá 5 dispositivos conectados por cada usuario y se espera que el ratio de personas que utilizan espacios de reunión y colaboración se vaya reduciendo considerablemente hasta situarse en 1 de cada 5. El 35% de los trabajadores accederán a sus oficinas de manera remota.
En base a estos datos no es de extrañar que los usuarios demanden soluciones tecnológicas de videoconferencia que potencien la participación, la interacción y la colaboración para entornos profesionales que claramente serán más abiertos e informales.
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